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CAIN nº 14 Jul. / Agos.'99

El mundo de hoy en día nos enfrenta a una alternativa radical: continuar invirtiendo en seguridad o poner remedio a los peligros creados por el pasado, la pobreza y la ignorancia.

Simón Peres

 
     
 

INDICE

Editorial
Colombia

Quinto Encuentro Latinoamericano de Objeción de Conciencia (ELOC99)
Declaración de principios de la ROLC
Los cócteles militares en Carabanchel o "manual del buen parásito social"
Reseña: Solas. Gozos y sombras de una manera de vivir.

 
 
 
     
 

EDITORIAL

Las personas nos relacionamos de una forma determinada, nos vinculamos entre nosotras, tenemos un comportamiento cotidiano determinado, creamos e inventamos una serie de símbolos, de elementos, de recursos, de estética que van formando nuestra vida. Todo esto va construyendo aquello que solemos denominar CULTURA.

Fue a finales de 1997 cuando la Asamblea General de la ONU aprobó por unanimidad que el año 2000 sea declarado Año Internacional de la Cultura de Paz. Es una mera declaración. Llenar esa declaración de contenido y de significado es tarea, no solo de la ONU sino de todos/as nosotros/as, desde la sociedad civil, pasando por las elites políticas y terminando por los grandes magnates de la vida. Entre unos y otros tenemos que intentar promover y practicar una cultura que incluya estilos de vida, patrones de creencia, valores y comportamientos que favorezcan la construcción de la PAZ. Pero una PAZ, que sea el resultado de la eliminación, como dice Galtung, de los tres tipos de violencia: directa (física/psíquica); cultural y estructural.

De poco o de nada sirve acabar con la violencia directa (ej: guerras..), si seguimos dedicando 864.000 millones de dólares anuales en materia militar, manteniendo 28 millones de soldados/as e invirtiendo más del 50% de nuestros esfuerzos científicos en diseñar instrumentos militares para guerrear. Es decir, si seguimos manteniendo la violencia estructural y la cultural, más tarde o más temprano estallará la violencia directa, otra vez.

Para ir desarrollando una Cultura de Paz se necesita de unos cambios tanto en el plano institucional como en el de base. Estos tienen que promover: el bienestar, la igualdad, la justa y equitativa repartición de los recursos, una seguridad humana y no militar, la identidad de los grupos o de las naciones,…, todo a través de una metodología noviolenta. Conseguir una PAZ que sea la suma, de la paz directa, de la paz cultural y de la paz estructural es el verdadero efecto 2000 que nos propone la ONU y que llevamos tanto tiempo practicando y enunciando desde el movimiento pacifista-antimilitarista.

 
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A FONDO: COLOMBIA

Varias razones nos llevan a ocuparnos en este número del CAIN de este país martirizado. En primer lugar, los rumores de una posible intervención armada multinacional han aumentado últimamente, por lo que hemos intensificado nuestros contactos allí para estar al tanto de los acontecimientos. Aprovechando la incorporación al grupo de una persona recién llegada de Colombia, le hemos pedido una aproximación a la situación de su país, cuyo resultado es el primer artículo que os presentamos.

Por otra parte, Colombia ha sido el país encargado de acoger el 5ª Encuentro Latinoamericano de Objeción de Conciencia (ELOC 99), celebrado en Medellín del 22 al 27 de noviembre. La importancia del evento en el que han participado grupos antimilitaristas de la mayoría de los países del continente, y la oportunidad de celebrarlo en este país en permanente conflicto nos impulsó a estar presentes en el acontecimiento. Dos miembros del Grupo Antimilitarista de Carabanchel (además de un integrante del MOC de Zaragoza y otro del MOC de Bilbao), estuvieron allí y prepararon el segundo artículo.

¿QUÉ DECIR DE COLOMBIA EN MEDIO DE LA GUERRA?

Colombia es un pedazo de tierra al otro lado del mar, en una esquina de América Latina que aún no ha resuelto su identidad. Para much@s la inexistencia de un proyecto colectivo, aun dentro de la burguesía, hace que el país siga más en una dinámica de regiones que de nación, en una dinámica feudal en lo político y en lo militar, lo que favorece la impunidad, la formación de ejércitos privados y la negación de la ciudadanía para un inmenso grupo de personas.

Durante el Siglo XIX, Colombia tuvo 70 guerras civiles en las que sólo en una oportunidad ganaron los rebeldes. El siglo XX lo recibió el país en medio de la llamada "Guerra de los Mil Días", que permitió la hegemonía del partido conservador durante las primeras décadas, hegemonía que luego se rompería al dar paso a nuevas confrontaciones armadas.

Esta guerra entre partidos (liberal y conservador) tuvo su época más aguda en los años 50 con un saldo de 300.000 muertos. Al final de esa carnicería las burguesías de los dos partidos se sentaron a negociar y mediante el acuerdo del Frente Nacional cada uno gobernaría cuatro años, mientras los campesinos enfrentados fueron perseguidos como delincuentes.

Algunos de ellos dieron origen a guerrillas antiestatales de corte comunista que resistieron incluso ofensivas dirigidas por los Estados Unidos, en 1964, y posteriormente crearon las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, que hoy día cuenta con 15.000 combatientes. Otra guerrilla surgida en los años 60, fue el Ejercito de Liberación Nacional, ELN, de ideas guevaristas, el cual tiene ahora unos 5.000 combatientes.

La estrategia contrainsurgente ha tenido varias fases y su más reciente es el desarrollo de los llamados grupos de Autodefensas, mas exactamente llamados grupos paramilitares, los cuales en colaboración con las Fuerzas Armadas son responsables de la muerte de miles de personas civiles. Esta forma ha logrado una articulación nacional bajo el nombre de Autodefensas Unidas de Colombia.  

Human Rights Watch denunció la red de complicidad entre militares y paramilitares en Colombia cuyo desarrollo se ha alimentado de las ayudas militares provenientes de los Estados Unidos, al punto que hay una estrecha relación geográfica y operativa entre las unidades militares con mas violaciones de derechos humanos, la presencia impune de paramilitares y la recepción de apoyo militar norteamericano, tanto en armas como en asesores. 

En este ambiente, se intenta generar procesos de negociación en los que no es claro el papel de las organizaciones civiles ni los beneficios que podrían esperar de un armisticio en el que parece más aflorar reivindicaciones particulares de los que hacen la guerra que necesidades sociales y económicas del pueblo colombiano.  

A esto se debe agregar dos elementos más: el narcotráfico y las relaciones internacionales de Colombia. Frente a lo primero baste decir que la presencia del narcotráfico ha permeado todas las esferas de la vida publica colombiana: el parlamento, los partidos políticos, las fuerzas armadas, el paramilitarismo y hasta la propia insurgencia (con desarrollos distintos).

Y en lo internacional, desde finales de 1997, se viene tejiendo la idea de una intervención militar a Colombia por parte de una fuerza multinacional con orientación de los Estados Unidos. Esta idea de una intervención para acabar con las guerrillas acusadas de desestabilizar la región es una figura que ha ido en aumento; en el momento todas las fronteras de Colombia están militarizadas, por las fuerzas armadas de países vecinos (Panamá, Venezuela, Perú, Ecuador y Brasil), tanto por acciones de paramilitares y de guerrillas en zonas fronterizas como so pretexto del control del narcotráfico.

En lo político, la indefinición de un país donde quepan todas las personas hace que la política y la vida social se construya sobre el paradigma de la exclusión del sector contrario y el favor al sector propio construyendo una red de favores y contrafavores dentro de los cuales la construcción de salidas colectivas es sólo parcialmente posible, es decir, en la medida que favorezcan intereses particulares de un grupo determinado, con lo cual la justicia, la distribución equitativa de la riqueza, las políticas publicas, el manejo del Estado, la formulación de leyes y otras tantas cosas quedan a la mano de los grupos de poder antes que al llamado interés general.

En lo militar, Colombia ha tenido muchas guerras civiles, entre otras cosas, por la imposibilidad real de hacer oposición política legal (Las FARC lo intentaron a través de un partido político, la Unión Patriótica, experimento que le significó la muerte de más de tres mil dirigentes), por el desgaste de procesos de paz previos donde los comandantes guerrilleros han terminado o asesinados o coptados por el Estado tras un puesto burocrático mientras el guerrillero y la guerrillera de a pie quedan a su propia suerte, por el desequilibrio socio-económico donde las grandes masas de la población quedan marginadas de la riqueza que se concentra en unos pocos apellidos.

Frente al narcotráfico, el país esta lo suficientemente satanizado para que la mal llamada comunidad internacional apruebe una acción de fuerza (bajo el nombre de intervención humanitaria) para acabar con ese jinete apocalíptico en lo que han querido convertir al país. Esto último, más la presión de los países vecinos auspiciados por los Estados Unidos, podría ser el primer paso para la conformación de una fuerza multinacional que intente dar cuenta del mal colombiano.

Así las cosas, el problema de Colombia debe verse como una complejidad fruto de muchas cosas: la pobreza que es común a otros países en la región y la inequidad en la distribución de la riqueza, la satanización por la producción de cocaína y heroína (que se consumen los norteamericanos), guerrillas con vínculos con el narcotráfico y practicas como el secuestro y continuos ataques a la población civil, unos grupos paramilitares con bastante capacidad militar bajo la tutela de las Fuerzas Armadas, una creciente presencia de los Estados Unidos y un Estado que no da cuenta de las necesidades reales del país sino que reproduce y perpetúa formas de dominación y de control típicas del siglo XIX y heredadas del feudalismo donde, por supuesto, la servidumbre feudal no tiene derecho alguno.

 
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QUINTO ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE OBJECIÓN DE CONCIENCIA (ELOC 99)

Como en otras zonas del mal denominado tercer mundo, la realidad latinoamericana es injusta y excluyente. En lo económico se caracteriza por la supremacía del desarrollo neoliberal, la globalización de la economía y el proceso de homogeneización de la sociedad en beneficio del mercado. En lo político se caracteriza por la existencia de dictaduras militares o democracias formales de poco fondo, sometidos ambos modelos a los intereses de los inversores extranjeros del Norte. En el ámbito cultural lo que destaca es su manipulación, para que responda al modelo de dominación. Todo esto trae consigo la monopolización del poder, injusticia, desigualdad social, reproducción de practicas y valores autoritarios y jerárquicos.

Esta situación provoca un creciente militarismo que incide en la vida cotidiana de las personas y en la sociedad, con practicas y valores que promueven el autoritarismo, la jerarquía, la sumisión, el machismo, la obediencia ciega, la resolución violenta de los conflictos... mucho más allá de lo que incide en los países del Norte. A pesar de las campañas publicitarias para legitimarlas, pocos dudan que las fuerzas armadas de los respectivos estados son aliadas de los poderes políticos y económicos, parte activa de este sistema y los encargados de defenderlo.

Dentro de este contexto, han sido diversos los procesos de Objeción de Conciencia (OC) al militarismo y al servicio militar que se han iniciado en diversos países de América Latina (AL), en unos teniendo mayor efectividad por las condiciones propias del país, como Paraguay, y en otros países encontrándose con grandes dificultades debido a circunstancias internas tales como: la gran aceptabilidad de las fuerzas armadas, la lucha contra el narcotráfico, existencias de conflictos internos (guerrillas) el terrorismo, la manutención de la soberanía nacional, etc.

Aun así, hay que señalar, que pese a las características de cada país y el riesgo que corren los objetores de conciencia al servicio militar, se han podido crear grupos en casi todos los países latinoamericanos, logrando que los criterios de la OC se conozcan en medio de sociedades altamente militarizadas y que haya jóvenes que públicamente se declaren objetores de conciencia. Este es el caso de Luis Gabriel Caldas en Colombia, condenado por deserción y traición a la patria (declarado primer preso de conciencia latinoamericano por Amnistía Internacional) y sobre el que pesa orden de búsqueda y captura por mantener su postura. Actualmente hay 3000 objetores declarados en Paraguay (el 73% de la leva), 300 en Guatemala y 15 en Brasil.

Estos procesos heterogéneos, unos proceden de ONG y otros se corresponden a lo que entendemos por movimientos sociales, se agruparon en la Red de Objeción de Conciencia Latinoamericana y del Caribe (ROLC) en un primer Encuentro Latinoamericano de Objeción de Conciencia (ELOC) que se realizó en Paraguay en 1994, en el que participaron organizaciones de siete países. Posteriormente, en octubre de 1995, se realizó el II ELOC donde se unieron organizaciones de siete países más y definieron un plan de acción continental y unas bases para una declaración de principios*. El III ELOC se celebró en Guatemala en 1996, participando trece países latinoamericanos e invitados internacionales, estructurándose la Red por regiones, concretándose la declaración de principios y acordándose estrategias antimilitaristas a nivel continental y regional. En diciembre de 1997 se realiza en Quito el IV ELOC, participando quince países latinoamericanos más invitados internacionales, allí se decidieron criterios y perfiles de los grupos de la Red y se acordaron el desarrollo de campañas concretas de diagnostico y denuncia a nivel continental, y de búsqueda de alternativas jurídicas.

Dando continuidad a este proceso, se celebra en noviembre de este año el V ELOC, en Medellín, Colombia, buscando fortalecer la situación de la OC en este país, y facilitar el encuentro de los procesos de Centro América y del Caribe. En él participaron representantes de los movimientos de OC de Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Guatemala y El Salvador. Y asistieron como invitados miembros de asociaciones de DDHH y juveniles principalmente de Colombia, aunque también de otros países latinoamericanos, de la Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG) y del Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) de España (o sea nosotros).

El encuentro se celebró durante los días 22 al 26 de noviembre, dedicándose los primeros días a trabajar sobre diversos temas y ponencias como: Autoritarismo y regímenes políticos en A.L., Procesos de democratización de los regímenes políticos de AL, Modelos de seguridad, Movimientos por la Paz,... Nos contaron su trabajo y experiencias diversos colectivos, como el de Objeción Fiscal de Colombia y la Coalición Niños Soldados de Colombia. El resto de los días se dedicaron a los diversos informes de la ROLC, tanto nacionales, regionales, como continentales, a evaluar la situación actual de cada país y de los trabajos realizados, a concretar planes de trabajo conjuntos y a definir áreas de trabajo, como la objeción fiscal y el gasto militar, la industria militar, el nuevo papel de los ejércitos, la desobediencia civil y las alternativas de defensa (defensa popular noviolenta),... Casi nada.

El jueves 25, se dedicó a la celebración en Medellín del Foro "Libertad, Principio y Fin de la Desobediencia Civil", abierto al público en general, y con diversas ponencias de miembros de la ROLC, de la IRG y del MOC. Desgraciadamente coincidía con un Paro Nacional en Colombia y hubo menos asistencia de la esperada, pues la huelga afectaba sobre todo al sector transportes. Durante el encuentro también hubo tiempo para el teatro, la música, la convivencia y el buen rollito propio entre gente tan enrollada... En fin, una pena que acabara.

 
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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA ROLC

La ROLC se propone ayudar a la transformación del sistema de dominación, trabajando específicamente por la desmilitarización de la sociedad, basándose en:

1. - La vigencia de los Derechos Humanos, entendida como filosofía y promoción de la cultura de la vida, asegurando factores básicos de convivencia y respeto a la persona, para la construcción de una sociedad justa y solidaria, que busca cambiar las bases de las estructuras militaristas que promueven la dominación y la violencia como solución a los conflictos. 

2. - El derecho a la libertad de conciencia es un derecho humano fundamental, que garantiza el desarrollo de la vida de las personas y de los pueblos de acuerdo a su idiosincrasia. La OC es la expresión más clara de este derecho, entendida como una postura ética, colectiva y política de no colaboración con los instrumentos que utiliza el militarismo: fuerzas armadas, servicio militar obligatorio, gatos militares y violencia para resolver conflictos. En definitiva es una política de no colaboración con el sistema basado en la dominación mediante la violencia contra el ser humano y el entorno natural. Busca un cambio social integral, transformando creativamente las estructuras de opresión; se orienta a la construcción de una nueva sociedad, donde los DDHH sean la base de la relación de las personas y los pueblos.

3. - La valoración de nuestra diversidad, a partir de una practica de respeto, tolerancia y reconocimiento a las diferencias culturales, ideologías y de vida que nos permitan crear verdaderas relaciones humanas.

4. - El desarrollo de relaciones justas frente a la sociedad neoliberal actual. Proponemos, en conjunto con otros movimientos sociales, desarrollar un mundo diferente, con una distribución equitativa de la riqueza, donde todas las personas tengan acceso adecuado a la satisfacción de las necesidades básicas y el desarrollo integral de todas sus capacidades, sin distinción de etnias, religión, ideología, genero, edad, convicciones políticas, ni orientación sexual; y donde exista respeto genuino por el entorno natural y social.

5. - La solidaridad como principio liberador y movilizador social, es una forma de convivencia que promueve el apoyo mutuo, el comunitarismo, el respeto, las relaciones horizontales y no jerárquicas. Se muestra como alternativa a los valores imperantes. Rescatamos el respeto de solidaridad que mantienen los pueblos indígenas en nuestro continente.

6. - La igualdad entre los géneros. En la ROLC, mujeres y hombres trabajamos en conjunto para abolir la opresión, la agresión, la violencia, la mentalidad y cultura militarista. Nos oponemos a la cultura bélica del patriarcado, que promueve la desigualdad de géneros, impidiendo establecer relaciones justas, obstaculizando el pleno desarrollo del hombre y la mujer.

 
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LOS CÓCTELES MILITARES EN CARABANCHEL, O "MANUAL DEL BUEN PARÁSITO SOCIAL"

Transcribimos a continuación un extracto de una noticia aparecida en el diario El Mundo el miércoles, 27 de octubre de 1999 (donde disponéis del texto íntegro).

DENUNCIA DE CCOO
Alumnos del Instituto Politécnico del Ejército trabajan para su director
PASCUAL GARCIA
MADRID.-  

CCOO ha denunciado irregularidades en el funcionamiento del Instituto Politécnico número 1 del Ejercito de Tierra, ubicado en la Avenida de Carabanchel Alto, 17. Según la denuncia, el coronel director del Instituto utiliza los servicios del centro en beneficio propio: ha encargado al taller de artes gráficas calendarios de pared y bolsillo, a todo color, de su pueblo y del de su esposa, además de libros e invitaciones de boda para personas relacionadas con la dirección. El coronel Barrios reconoció que dichos trabajos se habían realizado. Estos hechos contrastan con las recomendaciones que la propia dirección hace a los trabajadores: fotocopiar por ambas caras, aprovechar el papel al máximo, hacer buen uso de la electricidad, etcétera. El coronel, que reside en unas dependencias del propio centro, celebra habitualmente los viernes «cócteles» para personal militar del centro y sus cónyuges, «en los que todo lo que se consume corre a cargo del presupuesto del centro», y que las viandas son servidas por los alumnos «fuera de sus horas de clase, terminando estas celebraciones de madrugada». 

QUEREMOS UN CARABANCHEL DESMILITARIZADO YA

 
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RESEÑA

SOLAS. GOZOS Y SOMBRAS DE UNA MANERA DE VIVIR.
Autora: Carmen Alborch.
Editorial: EDICIONES TEMAS DE HOY S.A. Barcelona, 1999.

Nuestra recomendación de hoy difiere un poco de otros títulos anteriores, es un libro del mercado editorial general, no de entornos alternativos. Pero nos ha parecido interesante por su temática y por la profusión de datos históricos sobre la vida de algunas mujeres, científicas, literatas, investigadoras, doctoras, astrónomas, poetisas, activistas políticas, o sencillas mujeres de su tiempo que dejaron testimonio con sus actos y sus obras, y a las que las HISTORIA con mayúsculas o quizás con minúscula (según se mire), ha dejado en el olvido.

 "Vivir sola no es lo mismo que estar sola... A partir de esta premisa Carmen Alborch reflexiona sobre el modo en que la soledad afecta a las mujeres que, gracias a los cambios del siglo XX, a los avances logrados por el movimiento feminista y al propio esfuerzo individual, han conseguido desprenderse de roles tradicionales, relaciones asfixiantes y renuncias autoimpuestas y asumen la soledad como un espacio necesario para afianzar su identidad".

 Este es el breve resumen de la carátula del libro, en el que se recoge la reflexión de fondo que aborda la autora. Pero quizás nosotr@s nos hemos detenido más en otros aspectos sobre los que raramente podemos reflexionar.

 Al mismo tiempo que Carmen Alborch desgrana sus reflexiones sobre la soledad no impuesta y diferentes opciones de vida, nos va dejando entrever la historia personal de tantas y tantas mujeres que la Historia (la otra historia) ha dejado en el olvido. Oír hablar, o mejor dicho, ver escritas las palabras sabia, pensadora, erudita, ilustrada... asociadas al vocablo mujer, y sobre todo, a la persona de algunas de esas mujeres, es algo que desgraciadamente, por lo escaso, nos llena de asombro...

 De algunas de las aseveraciones o reflexiones que hace la autora, nos gustaría puntualizar matices, disonancias o puntos de vista diferentes... pero dejaremos todos esos comentarios para un nuevo artículo del CAIN sobre el Feminismo de la diferencia y/o el Feminismo de la igualdad, o sobre Mujer y antimilitarismo. Mientras tanto, como siempre, disfrutad de esta lectura.

 

 
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